sábado, 5 de diciembre de 2009

Neuróticos


No soportan la realidad, lejana de sus inocentes fantasías. Se les clava como espinas.
Míralos, ahí, en sus camas. Donde no hay comprensión, donde no hay valor. La humanidad suele atosigarlos.

Y cada mañana unas pastillas blancas y ácidas acuden a su cerebro... Poca cosa pueden hacer ya... Todo está perdido. No hay obertura para su música. No hay música.

Entonces se dan cuenta de lo que están haciendo. Y una vez más odian al mundo y a la puta realidad, lejos de sus ilusas e inocentes fantasías.

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