sábado, 12 de diciembre de 2009

A. M. Decarrete

¡Silencio! ¡En el misterio de las tumbas

la eternidad esconde su destino!

Húndete, pensamiento, en el mezquino

lugar de corrupción.

Tus atrevidas alas impotentes

al alzarse aumentaron tu caída;

confúndete, ya está desvanecida

tu orgullosa ilusión.


(Ángel María Dacarrete)

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