miércoles, 9 de diciembre de 2009

Lo mejor

Lo mejor es invisible. Lo que más nos hace felices no se ve. El amor descansa en nuestro cerebro... Pero también puede ser una persona. ¿No es maravilloso? Sentimos lo que queremos, somos dueños de nuestras propias emociones. Es completamente literal. Podemos moldear nuestra vida a nuestro gusto. El amor entre un hombre y una mujer puede llegar a ser ínfimo. Pero el futuro no está escrito.

Sé que cada momento que pase con ella será único y eterno para mí. Pensar que la beso es ya de por sí una gran sensación. Si la besara ese beso no moriría nunca. Esa es la magia del amor, y no se puede comprar, pero todos pueden tenerla. No la ves, pero puedes sentirla.

En realidad todos necesitamos estar con alguien, sentirnos queridos. Si aceptas la necesidad de amor como algo inherente al ser humano, es entonces cuando te das cuenta de que hay varios tipos de amor, y que sentirlo es sano y te hace grande. Es muy fácil sentirse correspondido en el amor, pero primero tienes que bucear en tu propio interior para corresponderte a ti mismo. Usar tu soledad de forma productiva. Luego, sencillamente, el mundo cambiará. Y encontrarás el amor también en los otros.

No quiero pensar en ella como una diosa, no quiero pensar en ella como una droga; quiero pensar en ella como un ente que irradia atracción. Somos como un imán. Realmente somos un imán. Nos atraemos, y estamos tan unidos que somos la misma persona. Sin embargo yo puedo verte, tocarte, abrazarte, porque estás ahí, porque eres una persona diferente a mí.

Eso es el amor. Ser y no ser. Es ilógico, atractivo, es la meta de todos.


Por eso lo mejor no puede verse sino con los ojos del alma.

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