El profesor era un sátiro afeminado, obsesionado con salir a fumarse un cigarro. Sin embargo, su forma de actuar era curiosa y divertida. Pareciera que estuviese en medio de una alocada obra de teatro, y ejemplificaba constantemente los conceptos que trataba de explicar con hechos prácticos.
Supongo que es mejor dar ejemplo como él, y no como el viejo, que tenía, no obstante, cierto aspecto rejuvenecido; y que se iba por las ramas hablando hasta veinte minutos, para luego afirmar que había que ser ahorrador con las palabras.
Pero hay más.
Cierto día me topé con una duendecilla intransigente, como si con su altura deseara demostrar aires de grandeza.
Sus absurdas ideas me dieron varios motivos para reir. Un año malo lo tiene cualquiera, pese a todo.
Había también una arpía de ojos verdes y pelo rojo como el demonio, que podía tanto soltar víboras por la boca como sintonizar con uno si tenía un buen día. Una mujer peligrosa, supongo.
Pero hace ya mucho, en los albores de mi existencia, encontré una payasa con sobrepeso.
Imagino que de mí también escribirán cuando sea profesor, pero, ¿qué demonios? Es divertido.
Deberías pasarte por mi actu del 20/12, una sorpresa te espera... X)
ResponderEliminarP.D. Quieres ser profesor? Qué interesante!
Besos :3