viernes, 30 de marzo de 2012

Purgón. Purgón en vez de pulgón.

jueves, 29 de marzo de 2012

Un puerto anómalo.

Después de estar metido en un videojuego, probablemente diseñado por la madrastra impura, paseo por el puerto contigo. Hay un mercadillo paralelo al mar. Hay portaviones y barcos muy grandes que en la proa tienen artilugios enormes. Tú te sorprendes de verlos, pero yo sé lo que son, y te lo explico. Sirven para que los barcos, al llegar al muro del puerto, no choquen y causen desperfectos. Esos artilugios que sobresalen de la proa chocan primero con el muro del muelle, protegiendo así el barco. Pero el muro es muchísimo más bajo que los barcos. Además, los barcos no están de frente al muro, sino en paralelo a este. Seguimos paseando. Hay un avión. Sí, en el muelle. Es un avión para viajes entre las Islas Canarias. Pero es especial. Ese avión vuela más alto que los otros. Es ridículo, y hablamos de eso. Si vuelan más alto, perjudican más rápidamente a la atmósfera con sus gases. Además, ese avión es tan grande como un avión de vuelos internacionales, y en la parte delantera, justo delante de la cabina del piloto, tiene una punta larga, como si fuera un aguijón. Luego nos alejamos del mar y nos vamos metiendo en la parte del mercadillo, y nos vamos metiendo en la parte de la ciudad. Tal vez llegábamos tarde a algún sitio.

domingo, 25 de marzo de 2012

Seguro que se puede hacer algo. Es solo cuestión de tiempo.

sábado, 24 de marzo de 2012

Me sé muy bien la teoría. Me falla la práctica. No sé, al menos, estoy bien. Ahora estoy bien. De acuerdo, no del todo. Pero estoy bien. Quiero decir, aquí estoy yo, luchando siempre. ¿Qué más da lo que me griten mis demonios? ¿Y qué más da lo que me arañen por dentro? Aquí estoy yo. Este soy yo. Y no me rindo. Estoy luchando, y no importa lo difícil que me lo pongan. Porque algún día lo veré todo de otro color. ¿Que cómo lo sé? Bueno, acaso, en el pasado, ¿no temía no poder tener claridad y paz? Me sorprendí, porque al paso de unas semanas conseguí claridad y paz. Y qué imposible lo veía entonces... ¿Como ahora? No. Ahora sé que puedo conseguir claridad y paz, aunque no me sienta como si pudiera. Verás, ya me conozco. Eso tal vez no cambie nada, porque los demonios seguirán gritando. Es solo que los acepto. Acepto que griten. Ya se irán. No quiero preocuparme por eso ahora. Me preocupa, sin embargo, mantenerme firme, y no tirar la toalla. Ya veremos qué podemos hacer para no estar tan agobiado. Pero de entrada, no me voy a deprimir. No voy a tirar la toalla, para nada. Esto no es nada. Y mira, tengo toda la vida por delante. Ni siquiera esto llega a un bache. Adelante, si este mal es el que me corresponde, que así sea. Pero no le voy a prestar el mínimo interés. Ya se cansará de llamar a la puerta. O tal vez no. Pero no seré yo quien la abra. ¿Y si la tira abajo? Bueno, entonces yo no estaré allí.

lunes, 19 de marzo de 2012

Se asomaron a mis ojos, curiosas,
a ver los penares.
Luego se asustaron y se metieron
otra vez
muy dentro.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Abiertos se murieron
sin aletear
les robó la vida
abiertos de par en par.

martes, 13 de marzo de 2012

Peleo por estar bien.
¿Lo consigo?
No importa.
Yo peleo, y eso está bien.

Mañanas

Manarán del pecho mío
suspiros obscuros de atormentado
y aliviará esta pena errante
una brizna de pelo en tu prado.
Rebaños de ansiedad
pacen en mi vientre
y en la mañana al despertar
me saludan guerra y muerte.

viernes, 2 de marzo de 2012

Como siempre o mejor.

Siento que todo irá bien;
en nuestra hoguera, a solas,
sin frío agrio: no esta vez.
¡Eso es el mundo! ¡Un latido sobre la nada!
¡Ese es el mundo! ¡Un minero en los campos, de pasada...!
La tortura me llama hoy
desnuda y vestida de puta.
¿Qué espero...? Con ella me voy.

Desde arriba.

...y así, como pare la noche enferma estrellas,
paren ellas, a la luz de la sombra,
con su luz, tristes semillas
que en mi alma descosida se plantan.

En medio deste clima de emociones
tórridas y de lucha brotan, pues,
las plantas portadoras de desesperación y de pesar.
Y no es extraño que el vástago de ellas sea la confusión.

Y la confusión, más desesperación engendra. ¿Y a quién pare, también, la desesperación? ¡A la confusión, nuevamente! Oh, ¿qué me pasa...?