jueves, 12 de noviembre de 2009

Cada mañana

Cada mañana, cuando el Sol se posa en mis ojos perezosos, dentro de mi pecho se expande la ansiedad. Y me abrazo a la cama y me arrulla mi hada, que está en mi cabeza, que nunca me deja.

Cada mañana mezclo la ansiedad de mi pecho con música, y me voy de casa, y me voy solo con mi música. Luego me mezclo en los libros y me arropan las letras. Y se mezclan, se mezclan con la ansiedad.

Y caigo, y me levanto, y vuelvo a ser feliz cuando me olvido de ti. De tanto buscar espacio, de tanto pensar en mi mismo, mi ansiedad parece aumentar. ¿Qué mas da? Más música, más letras, más escritos, más fantasías... Me evado con todo... Pero se mezclan, sólo se mezclan. Y sigo teniendo energía. Y sigo queriendo hacer cosas, y evadirme, pero eso me da aún mas ansiedad y más energía.

¿Qué importa? Al menos no es un círculo maligno y oscuro como antes.
¿Y qué importa? Siempre podré cerrar los ojos... Por un momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario