Aún huele a ella
mientras bajas las escaleras
en el frío y el silencio,
escalón a escalón.
Aún huele a ella y no sabes por qué.
No vive en el aire
no vive en la noche,
ha salido de algún lugar de tu razón.
El cantar de los grillos,
el sonido de tus pensamientos,
la voz que enmudece,
tanto silencio.
Y de pronto desaparece,
ocultándose de nuevo en tu memoria,
ocultándose como la luz de tus pupilas,
el intenso latido de tu corazón.
Y con una bocanada de aire frío,
regresa a ti su olor y su alma,
su intenso recuerdo
que ya nunca más será real
sino en ti.
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