viernes, 30 de octubre de 2009

Escribir compulsivamente

Escribir compulsivamente no me molesta. Me hace un poco más feliz, a cada palabra que agoto. Cada palabra es una lágrima del alma. Con cada palabra puedo vivir con menos peso. Escribir compulsivamente no es ningún error. Me siento alegre, me siento libre. Me relajo. Ahora mismo estoy relajado. Y, parece, que, por un momento, ni el mal, ni la muerte, ni el sufrir, existen. Ahora pienso en el futuro, que ya no es tan incierto. Casi vislumbro algo... Sí. Me relajo... Escribo... A cada palabra me relajo, y quiero relajar a mi lector. Quiero que el lector sienta lo que siento yo. Ahora estoy completamente a gusto. No me molesta nada. Ojalá fuera permanente. Ojalá no muriera en mí la relajación. Ojalá yo no muriera nunca, y sonara siempre esta canción de mi alma.

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