jueves, 29 de octubre de 2009

¡Callad!

¡Callad! Que no aguanto ya este mundo.
Sin remedio, a cada pensamiento, a cada
mandoble deste ruín futuro me hundo.
¡Y quisiera ser yo la misma nada!
Despierta en mí el demonio iracundo
que me mantiene ardiendo en esta lumbrada
que dice que yo siempre lo confundo
que nunca tengo esta alma amparada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario