miércoles, 13 de noviembre de 2013

Cuando lo recuerdo me arrodillo
ante un Jesús de piedra de ojos de sombra
que me mira, punitivo.

Y me tironean el espíritu
manos hambrientas de llanto.

La culpa, la culpa, la culpa.
En cada rasgadura del alma,
me hace olvidarme
de quién soy.

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