lunes, 14 de noviembre de 2011

Corazón de lava

Me desperté y el corazón me latía angustiosamente. Célere, tembloroso. Durante la noche, ninguna pesadilla voló sobre mi cabeza. Pero aún así, se movía inquieto dentro de mi pecho, como un espíritu atormentado de la tierra enferma, que crea sismos y terremotos.
Y me gustaría haber podido llorar, como llora la tierra enferma su sangre ígnea. Pero el fuego sigue ardiendo dentro de mí, y dentro de mí sufro con temblores, con angustias, con agitación. Y no es raro que el corazón no se tome un descanso.

Retumba en la noche enfermo
resuena en mi pecho ágil
revienta mi alma luego.

Él desencaja las piezas de mi cordura, y desvía los rieles de mis esperanzas. Corriendo por mis entrañas, apresura mi respiración, que se entrecorta y vuelve a correr, se entrecorta y vuelve a correr.
¡Miradme! Ya no soy un hombre. ¿O lo soy? No soy más que la personificación de un terremoto. Hasta tiembla el cuarto entero ya. Tiembla la cama. Tiembla el suelo. Tiemblan los muebles. Y tiembla mi vida...

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