Ahora el amor se ha convertido en añoranza. Hace tiempo que los ríos de mis venas se secaron ya, en otro día desbordados al mirar tus ojos de mujer. Pero aunque ya no te quiero, nunca te he olvidado, y en mis sueños apareces conmigo. Y es que es curioso cómo dos lunas perduran a través de los años, cómo un susurro al oído de un segundo aún no se desvanece, el oro bruñido del sol poniente en mis ojos cuando iba a verte.
Y aunque mi corazón pertenece a otra mujer, hay en él un lugar donde solo se ve tu recuerdo. Y aunque tú ya no me recuerdas a mí más que al murmullo del viento en un lejano día otoñal, yo sí te recuerdo. Y nuestro momento, que hace tiempo murió, sigue vivo en mí.